sábado, 22 de noviembre de 2014

Cenicienta

Allí estaba cenicienta, admirando su bellísimo vestido, los elegantes accesorios de diamante, y los delicados zapatos de cristal mientras se dirigía al palacio; entonces recordaron que a media noche todo aquello volvería a su humilde origen. Asomo la cabeza por la pequeña ventana y pidió al cochero que cambiara de dirección y se encaminara a la más cercana casa de empeño.


Entonces no habría príncipe, ni boda, pero al menos ella sí tendría un final feliz.

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